Por Pacelli Torres
Corresponsal del Chicamocha News en Europa
En días pasados tuvo lugar la presentación del libro "Brigittenauer LeseBilderBuch", es decir "Libro de Historias e Imágenes de Brigittenau". Brigittenau es uno de los 23 distritos en que administrativamente se divide Viena.
Para mí fue un honor aparecer en él, más aun teniendo en cuenta que sólo se incluye el trabajo de dos extranjeros: el de una profesora francesa y el mío. Quiero dedicar este pequeño logro a todos mis coterráneos. Como diría un amigo: "a veces es bueno detenernos a pensar de qué estamos hechos". En mi caso, me gusta pensar que más que todo estoy hecho del recuerdo de las montañas que rodean a Málaga y que la amabilidad de sus gentes es como la sangre que viaja por mis venas. Así, este no es sólo un triunfo personal sino un logro colectivo de todos aquellos que han sembrado algo en mí.
El texto en español fue publicado hace más de un año en esta misma columna, pero lo reproduzco de nuevo aquí.
Una visión introspectiva a Brigittenau expresada con lápices de colorPor Pacelli Torres
Portada del libro "Brigittenauer LeseBilderBuch".
Todo lo que tenemos en nuestra mente llegó allí por medio de los sentidos. Lo que vemos, lo que oímos, lo que olemos, saboreamos y tocamos se almacena en nuestro cerebro y luego se combina de diferente forma para crear nuestros pensamientos. Estos pensamientos generalmente se traducen en palabras, cuando hablamos con alguien; o como sentimiento interno cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas. Pero, ¿cómo lucen estas impresiones?
Me gusta pensar que toman formas, colores y líneas en continuo movimiento. Cuando miro mis diagramas a veces reconozco la fuente, una caminata en otoño en la isla del Danubio, una mañana de domingo leyendo el periódico en la plazas Allerheiligenplatz, una cena en un restaurante con amigos, un libro leído a mis hijos en la biblioteca de Leystrasse o en la de Pappenheimgasse, una salida para comprar frutas en el mercado Hannover, o simplemente las escenas que desfilan a través de la ventana de un bus o de un tranvía.
Las impresiones colectadas por nuestros sentidos son como los ingredientes que se usan para preparar una comida. Se mezclan en las cantidades apropiadas, se sazonan con la sal, hierbas o condimentos de experiencias previas para mejorar su sabor y luego se sirven para la gente que nos rodea.
Esta cena alegórica es todo lo que somos, todo lo que damos a nuestra familia, amigos o conciudadanos. A veces la cena sabe bien y todos quedan felices, otras veces la sobrecocinamos y nos sentimos frustrados, algunas veces usamos los ingredientes equivocados. Lo cierto es que una sonrisa amable, una palabra de aliento, escuchar pacientemente, el apoyo moral de un abrazo; actúan siempre a manera de postre con el que podemos compensar el paladar de los semejantes cuando la cena de nuestro comportamiento no es adecuada.
Cuando camino por las calles de Brigittenau después de las compras los sábados por la mañana a menudo pienso que estoy recogiendo también los ingredientes para mi nuevo dibujo. Detalles pequeños pueden expandirse y enormes eventos minimizarse. La sonrisa de un niño, los pasos de alguien que sale a trotar, la soledad de algunos rostros, el vuelo de una paloma, los extraños tatuajes que veo en verano, la nueva y vieja arquitectura, y todo lo que he vivido en estos dos años en el distrito 20 de Viena, han dejado una huella imborrable en mi mente.
La vida diaria de Brigittenau le ha dado forma a la mayoría de mis diagramas y continúa siendo una fuente de continua inspiración.